jueves, 23 de octubre de 2008

Reflexiones sobre la teoría

E.H. Gombrich (1909-2001) en su libro 'Los usos de las imágenes' dice, en una acertada frase, 'El garabato, al igual que los graffiti, es fruto de la oportunidad. Los dos tienen mucho en común,' [...] para, seguidamente, desbarrancar su prolijo análisis por el lado moral, pues continúa [...] 'pero podríamos describir al garabato como el hermano inocente de los graffiti. Mientras que el vándalo (!) está tentado por desfigurar (!) un muro blanco con un pintarrajo (!) o un mensaje grosero (!) básicamente para ejercer su poder y desembarazarse de su agresividad (!), el ganabateador normalmente desea mantener su privacidad'. Luego sigue en una elegía del garabato y el garabateador, de la cual, mutantis mutandis, podríamos sacar una casi poética descripción del graffiti y el graffitero: 'Es la tentación que representa la hoja de papel (el muro) en blanco [...] lo que nos induce a animar las horas de aburrimiento o a relajar tensiones permitiendo que nuestra pluma (aerosol) despliegue su propio juego sobre este territorio de libertad. La herramienta en nuestras manos pide ser utilizada y demostrarnos su poder creativo; en igual medida hoy en día que hace muchos siglos."

Esto es una muestra de las tensiones en las que, hasta un autor de la envergadura indiscutida de Gombrich, se cae cuando se analiza el grafitti aún hoy. Si bien no todos los autores comparten la posición de Gombrich es un ejemplo claro de una de las posiciones sobre el mismo.

Ahora, para seguir con las imágenes, les dejo unos pintarrajos hechos por vándalos en la ciudad de Junín, Provincia de Buenos Aires.

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