sábado, 2 de agosto de 2008

Enamorados del muro / Enamorados del museo

Otra vez, los museos nos ponen en una encrucijada. El Palais de Glace (http://www.palaisdeglace.org/) acaba de inaugura una muestra, "Ficus Repens", sobre graffitis (desde ya, recomendable para quien le guste el tema). Entonces, la reflexión que surge es si nuestra definición de graffiti sigue siendo válida.
Podemos pensar que los "graffitis" hechos dentro del museo, para la muestra, no se corresponden con la definición estricta de graffiti.


Ahora los realizados, inclusive por los mismos graffiteros, en las paredes exteriores del Palais, sí.



Y esto nos envuelve, por supuesto, en la interminable discusión de los alternativo y los circuitos oficiales de las distintas expresiones artísticas. Creo que es posible pensar que existe una diferencia entre una y otra manifestación y que no tiene que ver con las personas, el estilo o los instrumentos materiales con los que son realizadas las pintadas. Si no que la distinción va más allá, va dirigida a la diferencia entre la figura del graffitero como artista y la del graffitero como manifestación de un movimiento urbano. Creo que la distinción no es técnica ni estética y mucho menos moral, si no, y esto puede ser una deformación profesional, es sociológica.
En síntesis, más allá de que entren a los museos o no, el graffiti conservará su identidad como expresión de un grupo o movimiento social y no como expresión de uno o varios artistas.

PS: Igual el museo no pudo evitar tener que poner este cartelito:

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